martes, 4 de mayo de 2010

LOS SIETE LOCOS

De esta obra, Mirta Arlt comenta: … Por el particular temple de su angustia creadora Roberto Arlt se asume en el personaje de ficción como el Genet de Sartre asume su ser abyecto. Autor y personaje conllevan ese mal “en orgullosa soledad” que llenan de invención y creación. Y en cada personaje de Los siete locos, la novela más catártica de Arlt, se puede detectar la interferencia de uno de los modos del ser del creador. No podemos vaticinar cómo se hubieran canalizado las toxinas de la angustia de no ser Roberto Arlt un creador. Lo importante es que Remo Erdosain personaje y Roberto Arlt autor-personaje arrojan el saldo creador de la nove existencial de la Argentina del 30, una época que política y filosóficamente está haciendo penosamente y a los tumbos un país que otea salidas a través de lo descabellado. Y esto convierte a Roberto Arlt novelista en el autor visionario de su generación. Los siete locos son paradigma de una conjugación humana que se habría de materializar en la segunda mitad del siglo XX, paradigma que se nos ha hecho familiar hoy a través de la novela, el cine y el teatro de las últimas dos décadas…
…Ahora bien, el recorrido de Los siete locos responde a un mito de reciente actualización en el orden práctico-social: el mito del hombre apocalíptico, mito según el cual se vuelve lógico llamar místico al Rufián Melancólico, al Astrólogo o a Ergueta y la Coja. A ellos les toca afirmar el mal y provocar, a través de la catástrofe, la afirmación del bien y los esplendores de la vida futura…
…Los siete locos realizan ordalías fabulosas en la esperanza de modificar su propia alquimia interior, escapar a los condicionamientos de las coordenadas que los abarcan. Por momentos tienen extremada clarividencia sobre el modo en que los valores tradicionales han minado su interioridad y hace imposible su “resurrección”, pero en definitiva sólo alcanza a ser precursores de los verdaderos ascetas de la abyección que, Roberto Arlt y Remo Erdosain, vislumbran en el futuro.” (Prólogo de Los siete locos. Losada. pp: 12-13, 17,19)

Compartiré dos fragmentos que me gustaron, aunque es justo señalar que cada página está llena de situaciones y/o reflexiones que pegan fuerte.
El primero es la visión de Hipólita y la segunda de Remo:

…Días hubo en que se imaginó un encuentro sensacional, algún hombre que le hablara de las selvas y tuviera en su casa un león domesticado. Su abrazo sería infatigable y ella lo amaría como una esclava; entonces encontraría placer en depilarse por él los sobacos y pintarse los senos. Disfrazada de muchacho recorrería con él las ruinas donde duermen las escolopendras y los pueblos donde los negros tienen sus cabañas en la horqueta de los árboles. Pero en ninguna parte había encontrado leones, sino perros pulguientos, y los caballeros más aventureros eran cruzados del tenedor y místicos de la olla. Se apartó con asco de estas vidas estúpidas.
…Las mujeres le eran odiosas. Las veía abatirse bajo la sensualidad de los machos para ofrecer por todas partes la fealdad de sus vientres hinchados. Tenían exclusivamente capacidad para el sufrimiento, éste era un mundo de gente fatigada, fantasmas apenas despiertos que apestaban a tierra con su grávida somnolencia, como en las primeras edades los monstruos perezosos y gigantescos. De allí que toda su alma voladora se sintiera aplastada por la inutilidad aherrojante de los prójimos.
Porque Hipólita hubiera querido moverse en un universo menos denso, un mundo liviano como una pompa de jabón donde la materia no estuviera sometida a la gravedad, y se imaginaba la dicha riente de recorrer todas las veredas del planeta metamorfoseada a su voluntad y dándole a los días la realidad de un juego que compensara aquel que su niñez había carecido…
ROBERTO ARLT
Los siete locos
Losada
pp: 289-290


…Erdosain me decía:”Yo creía que el alma me había sido dada para gozar de las bellezas del mundo, la luz de la luna sobre la anaranjada cresta de una nube, y la gota del rocío temblando encima de una rosa. Mas, cuando fui pequeño creí siempre que la vida reservaba para mí un acontecimiento sublime y hermoso. Pero a medida que examinaba la vida de los otros hombres, descubrí que vivían aburridos, como si habitaran en un país siempre lluvioso, donde los rayos de la lluvia les dejaran en el fondo de las pupilas tabiques de agua que les deformaban la visión de las cosas. Y comprendí que las almas se movían en la tierra como los peces prisioneros en un acuario. Al otro lado de los verdinosos muros de vidrio estaba la hermosa vida cantante y altísima, donde todo sería distinto, fuerte y múltiple, y donde los seres nuevos de una creación más perfecta, con sus bellos cuerpos saltarían en una atmósfera elástica”.-Entonces le decía:”-Es inútil, tengo que escaparme de la tierra”.
ROBERTO ARLT
Los siete locos
Losada
pp: 137-138

Altamente recomendable.

Aquí más información de Roberto Arlt.

Y aquí otro interesante fragmento.

1 comentario:

  1. Este fragmento me ha venido a la mente tantas veces que lo busqué en Google para encontrar a alguien que le asaltara alguna vez...

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